miércoles, 15 de enero de 2014

The Black Leather.

En 1920, la joven ciudad de los rascacielos estaba repleta de hombres famosos y ricos, que se habían enfrentado a la dura sociedad y le habían ganado la batalla, pues sus alimentadas billeteras lo demostraban fielmente, pero no todos ellos habían conseguido manejar a la vida a su antojo, también había personas que fracasaron estrepitosamente sobre el terreno de los negocios, y prácticamente en todos.

Dentro de esta clase de personas, cuyos sueños habían sido rotos, había tres tipos distintos: el primero de estos era el de los que se habían rendido completamente y esperaban a que la muerte llamara a su puerta, mientras los días pasaban monótonamente dentro de un callejón oscuro y húmedo. El segundo grupo estaba compuesto por aquellas personas que a pesar de que habían sufrido golpes muy fuertes en su vida, seguían adelante, intentando encontrar un mejor futuro en el que vivir. Y, el tercer grupo, estaba constituido por aquellas personas que se pasaban el día maldiciendo el porvenir de los triunfadores de las altas esferas. Esta clase de personas sacaban lo peor de cada uno de ellos, cometiendo una y otra vez los siete grandes pecados, pero les daba igual, solo pensaban en destruir a los que conseguían lo que querían con solo chasquear los dedos.

La mayoría de ellos solo perdían la fuerza por la boca, pero un hombre, el que tenía el corazón más corrompido y sucio, dio un paso más, y sí consiguió lo que deseaba, pero antes de ello tuvo que sacrificarse en muchos aspectos. En primer lugar, tuvo que mendigar, algo que odiaba, para conseguir el dinero necesario para comprarle a una bruja un libro de artes oscuras. Una vez conseguido este importante objeto en su plan, comenzó a estudiarlo día y noche, sin descanso, y cuando supo cómo realizar verdaderas maldiciones, solo tuvo que ponerlas en práctica. Sin embargo, antes de poder hacerlo, tuvo que vender su alma, a cambio de pasar a ser un inmortal, pero no, no con su cuerpo humano, sino con forma material, es decir, que pasaría a convertirse en un objeto, pero no en un objeto cualquiera, sino que se transformaría en un objeto maldito, el cuál solo daría desgracias y penas a la persona que lo poseyese. Todo esto solo lo hacía por el odio que sentía por la sociedad , algo completamente absurdo, pero la mente humana, cuando se cierra en banda en torno a un único pensamiento, no para hasta verlo hecho realidad.

Así pues, cuando llegó el momento de cambiar su alma por la eterna inmortalidad, una voz atronadora resonó desde las entrañas de la tierra y le dijo: -Muy bien, aceptaré tu inútil alma, pero, dime, ¿en qué objeto deseas transformarte? - El hombre, se lo pensó concienzudamente, y tras unos instantes de reflexión, expuso su idea: -Deseo convertirme en un Black Cadell, un elegante sombrero por el que todos los hombres lucharán para tenerme en su poder, pero lo que no sabrán es que su mejor posesión será su perdición.-Tras decir esto, una intensa luz roja tiñó todo el callejón en el que se encontraba aquel horrible hombre, y cuando el brillo del lugar volvió a la normalidad, solo quedaba un sombrero de cuero negro rodeado por una cinta grisácea. Ahora, su deseo se había cumplido, pero, ¿a qué precio?Dicen que el fin justifica los medios, pero...en esto caso, siento discrepar.

Ahora, diré quién es el narrador de esta perturbadora historia, y no soy otro que Albert McKurse, y sí, soy la persona que firmó aquel trato con las fuerzas del mal a cambio de ver sufrir eternamente a mis "supuestos" enemigos. Ahora, veo que me equivocaba, mis egoístas objetivos me llevaron a ser un simple objeto, aunque sí, tengo grandes poderes, me siento vacío, pues ver a tanta gente rica morir me había hecho recapacitar sobre mi comportamiento, y la verdad no es que fuera nada bueno.

Tras transformarme en un sombrero, fui arrastrado hasta la puerta de una famosa tienda de moda, a la cuál iban grandes celebridades de aquella época. Pasó poco tiempo hasta que el vendedor de aquel establecimiento me recogió de la calle y me expuso en uno de sus escaparates. Mi poder de atracción era enorme, ya que solo pasaron tres días hasta que apareció mi primer dueño. En el momento de mi compra, estaba realmente emocionado, sentía que mi "venganza" con la sociedad iba a cumplirse tras largos años de lamentación inútil.

12 de febrero de 1920.

Tras un largo viaje en automóvil, por fin llegué a mi nueva residencia, y como era de esperar era prácticamente un verdadero palacio. En aquel instante, mi envidia y odio hacia la sociedad aumentaron mucho más de mis límites establecidos, fue entonces cuando estaba completamente decidido a acabar con todos y cada uno de los malditos hombres afortunados de todo el mundo.

26 de febrero de 1920.

Las primeras semanas de convivencia con mi comprador fueron algo "suaves", pues las desgracias que le ocurrían eran algo simples, sin importancia, como un atisbo de mala suerte, pero conforme los días transcurrían, mi poder se despertaba poco a poco, haciendo que mi dueño enfermara o perdiera algún ser querido e incluso que su fondo monetario se viera vacío.

30 de marzo de 1920.

En poco más de un mes, había terminado con todo el dinero de mi dueño, además de que también mi fuerza oscura había acabado con la vida de toda su familia, de manera de que quedara completamente solo y sin nada, excepto yo. Mi trabajo con aquel hombre ya estaba completamente terminado. Solo vivió dos días más, el muy idiota murió por culpa de la pena. Tras recoger el cadáver de aquel hombre, los policías decidieron que yo debía ser subastado, y tras una autentica lucha de pujas, acabé en los brazos de una joven mujer, que decidió regalarme a su marido, la muy ingenua creía que lo haría feliz.

4 de abril de 1920.

Mi poder era increíble, esta vez, la destrucción de mi poseedor fue mucho más rápida, era como si mis poderes se hubieran agilizado, y así era, cada vez que alguien nuevo me compraba, más rápido lo hacía perecer, pero, algo fallaba, no me sentía tan bien como esperaba, era como si no estuviese completo...

27 de octubre de 1997

Tras innumerables décadas de horribles asesinatos, descubrí qué era lo que faltaba en mi interior: el amor. Cada vez que destruía una familia nueva, notaba el dolor de mi poseedor al ver morir a sus seres queridos. Con cada muerte, me hacía más consciente de ello, hasta que ... hoy día pienso que vendí mi alma por un capricho, y ahora sé qué podría haber hecho con mi preciada mortalidad humana: buscar mi propia riqueza.

No sé cuánto tiempo podré mantenerme cuerdo, pero lo haga o no, siempre llevaré en mi conciencia las muertes de una familia inocente que solo buscaba la felicidad a su manera.

viernes, 25 de octubre de 2013

La Noche Más Oscura.

La verdad, nunca he  sido un chico supersticioso, pero desde aquel incidente, no sé qué pensar de todos aquellos fenómenos paranormales de los que habla la gente.

Mi nombre es Junier Noscura, y vivo asustado de la noche en la ciudad maldita de Blair, Maryland. A pesar de que en esa ciudad vivió la bruja de Blair, ella, o su alma oscura no tuvieron nada que ver con el suceso que me cambió la vida para siempre.

Era un noche de Halloween de 2010, y como todos los niños de Blair, salí a pedir chucherías felizmente, sin ninguna preocupación que rondara mi mente de niño, pero esa inocencia se esfumó de mi conciencia en el momento en el que entré al bosque de Black Hills para demostrar mi valía. Según decían en la ciudad, allí habían ocurrido varios asesinatos de niños pequeños y desapariciones misteriosas, y como he dicho al principio, no creo en todas esas tonterías que hace que la gente pierda el sueño por las noches.

Mi grupo de amigos y yo nos adentramos en aquel paraje infernal, pues con trece años no se sabe pensar con suficiente madurez, y la verdad, me arrepiento de ello.

Nosotros creíamos que iba a ser una noche de diversión y que al día siguiente íbamos a ser los chicos más populares de todo Blair, pero no hubo nada de lo que presumir...

Conforme avanzábamos por el sendero oscuro del tétrico bosque, con menor claridad era capaz de ver las luces de la ciudad, pero en aquellos momentos no me importaba el resto de la gente, lo único que tenía en mi cabeza era toda la fama que iba a tener las próximas semanas entre todos mis amigos, aunque me ganara un castigo de por vida por parte de mis padres.

Cada vez la vegetación era más espesa, y nuestra imaginación de niños comenzó a burlarse de nosotros, haciéndonos pensar que las sombras de los árboles era la silueta de un sanguinario asesino que iba en nuestra búsqueda para asesinarnos y saciar su sed de sangre, pero por suerte no fue nada de eso. Fue algo un millón de veces peor...

Llegó un momento en el que nos encontramos con un claro en el bosque, desde el cuál se podía observar la luna llena. Durante unos minutos todos quedamos perplejos admirando la redonda y brillante silueta del astro. Pero esa parada fue un tremendo error, pues de la nada salió un jauría de lobos rabiosos. Todos salimos corriendo como si la vida nos fuera en ello. Las sangrientas bestias nos seguían muy cerca, pero nunca nos alcanzaban, parecía como si nos guiaran hasta un lugar determinado.

Y efectivamente, los lobos nos condujeron hasta a una casa derrumbada. No teníamos otra salida, así que no tuvimos otra opción que meternos por una de las puertas. Todos nos escondimos donde pudimos, pero no parecía que los lobos pretendieran entrar, de hecho, se habían ido del lugar. Después de aquel horrible susto, decidimos que ya era hora de volver a casa, pero algo nos retuvo. De repente todas las puertas se cerraron y las desgastadas velas que habían en algunos candelabros se encendieron, desprendiendo una luz rojiza.

La tensión se podía palpar en el ambiente, mi corazón no podía ir más rápido, pero me equivocaba, se aceleró mil veces más en cuanto escuché unos pasos al final del pasillo que conducía a la sala en la que estábamos. A cada paso, notaba que cada vez estaba más nervioso, y mi pobre mente infantil no pudo aguantar más y me desmayé cuando la persona que se acercaba a nosotros entró a nuestra sala. Escuché como las chicas y los chicos empezaron a gritar desesperadamente. No sabía lo que estaba pasando.

Cuando recuperé el conocimiento, observé que nos encontrábamos en el sótano de aquella casa atados de pies y manos. Era como una especie de ... ¿quirófano? Todos mis amigos estaban llorando, bueno menos uno. El que faltaba estaba en la mesa de operaciones, o bueno, lo que quedaba de él. Sus miembros estaban cortados y toda su sangre se estaba expandiendo por las losas del suelo. La persona, bueno, más bien el monstruo que le había hecho eso era un cirujano con problemas mentales que había escapado el último mes del sanatorio de la capital. El desequilibrio mental que poseía lo había adquirido al perder a su amada mujer durante una operación, lo que le provocó la locura que ahora sufría. Sus ojos miraban al vacío mientras despedazaba a uno de mis amigos y su sonrisa describía una felicidad enfermiza. Cuando dejó de cortar piel, cartílago, músculo, etc., dijo: -Bueno, parece que tu tiempo de consulta se ha acabado...- Tras gesticular aquellas macabras palabras  soltó una carcajada sarcástica y me miró a mí.

Con todas mis fuerzas deseé que no me tocara, pero eso era imposible. Con mucha ira, quitó el cuerpo sin vida de mi amigo ahora muerto y entre forcejeos y sollozos me terminó arrastrando hasta la sucia mesa de operaciones. Estaba a punto de llorar y gritar lo más fuerte que me lo permitiera mi voz, para intentar amedrentar a aquel desequilibrado, pero obviamente no funcionó. Poco a poco hincó su bisturí en mi carne, y conforme lo hacía, yo me agitaba de dolor. Comenzó a rasgarme mi brazo derecho. Veía entre lágrimas como abría mi piel y palpaba y retorcía mis músculos. No podía más, iba a desmayarme de nuevo. Cuando de repente, la puerta del sótano se abrió bruscamente. Eran tres policías que venían en nuestra búsqueda, pues  nuestros padres estaban preocupados por nosotros al no haber regresado con lo tarde que era. El pobre demente no sabía que hacer ante tal situación, por lo que terminó suicidándose con una de las herramientas que tenía en su poder.

Con el trascurso de los minutos mis compañeros y yo fuimos liberados. Tan  pronto como pudimos salimos de aquel lugar, con los restos del cirujano y los de mi amigo. Lo primero que hicimos fue acudir al hospital, para curar nuestras heridas. Sólo pasó media hora y nuestros padres ya estaban allí, llorando de alegría y tristeza.

Al día siguiente, se celebró el funeral de nuestro inseparable amigo, pero eso no era lo que me preocupaba, lo que realmente ocupaba mi mente era el cirujano loco, cuyo cuerpo había desaparecido misteriosamente...

Ahora, por las noches, me da miedo incluso salir a la puerta de la calle, por si el alma diabólica del cirujano vuelve a por mí para terminar la operación que dejó a medias.

PRESENTACIÓN

Hola, como ya sabéis, también tengo otro blog, llamado haxdrygon1727... Pues bien, para cambiar el ritmo de "trabajo" que hemos tenido en estos últimos meses de verano he decidido abrir otro blog, el cuál tendrá una entrada nueva todas las semanas. Intentaré hacerlo en viernes para tener tiempo para pensar y todas esas cosas... Además, no seguiré un mismo tema, pues, como dice el título del blog, serán micro-relatos. Hoy mismo, subiré uno de inauguración. Su tema será HALLOWEEN, con motivo de que su llegada está muy cerca. Pues bien, espero que os guste. Un saludo.